miércoles, 17 de abril de 2013

Esta noche puedo oír la lluvia. Y no, no quiero decir fuera, si no aquí dentro. Suena cada gotita como si de una aguja marcando los segundos en un reloj se tratara. ¿Por qué será que siempre que oímos la lluvia nos da por pensar? Por ponernos nostálgicos, como tontos. Pensamos en las cosas que se han ido como si fueran a volver a ser nuestras, o a volver a secas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario