lunes, 21 de enero de 2013

aire

Voy a hacerme la pregunta más complicada que me he hecho en mi vida: ¿por qué respiro? Así sin más lo pienso, ¿por qué? Si sé que hay final y que seguramente no está muy lejos. Sé que todo lo que tengo o he tenido en esta vida se desvanecerá. Y ahora, ¿por qué no ser un ave fénix y resurgir de mis cenizas? Pienso que, después de todo, de ese final, de ese túnel triste y luminoso del que todo el mundo habla pero del que poca gente ha conseguido salir vivo, hay algo, un abismo al que caer, pero no sin fondo. Ahí están esos recuerdos tan oscuros como profundos, los primeros 'te quiero', las primeras miradas, las amistades que han sido olvidadas y el amor de verano del que tanto se presumía. Todo está ahí, para esperarte como espera una madre después de pasar meses sin ver a sus hijos, con los brazos abiertos. Y una vez más en mi cabeza se repite esa pregunta: ¿por qué respiro? y yo, en un intento de saciar la intriga me contesto. Por mí misma. Porque si estoy aquí esperando a ese final es por algo. Y respiro para saber que sigo viva.

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